Sexualidad en la Adolescencia
Una de las definiciones clásicas caracteriza la adolescencia como el período de la vida humana que va desde el comienzo de la pubertad hasta el logro de la madurez sexual. Su comienzo no está tan marcado en los niños como en las niñas. La aparición de emisiones nocturnas es una indicación, pero está muy influída por factores externos. La menarquia aparece ahora aproximadamente cuatro años antes que hace un siglo, y la madurez sexual probablemente se alcanza antes, pero el término "adolescencia" se usa todavía para designar a los jóvenes hasta los 20 años y en ocasiones, algo más.
La adolescencia se caracteriza por crecimiento físico acelerado con un cambio en las proporciones corporales, profundos cambios en la actividad hormonal, rápido crecimiento y maduración de los órganos sexuales y una ampliación y profundización de los intereses intelectuales y emocionales.Esto, si bien técnicamente correcto, nos ofrece sólo una pálida aproximación a la realidad del adolescente y sus problemas.El carácter gradual de los cambios por ejemplo, hace difícil para los padres comprender lo que está sucediendo, y esta falta de percepción de la transición de la niñez a la vida adulta plantea muchas dificultades de adaptación en la vida del joven y en la de sus padres también.
La edad en que comienza la adolescencia y la velocidad con que avanza varían ampliamente. Aún en el mismo niño, los distintos aspectos del desarrollo adolescente no se realizan en forma sincrónica. No es raro que un niño crezca rápidamente en estatura, mientras que su desarrollo emocional va a la zaga. Estas discrepancias en el desarrollo en la misma persona crean cierto desequilibrio e inestabilidad emocional que debe reconocerse. No debe pedirse al adolescente que sea congruente en su desarrollo mental con la fase de desarrollo corporal avanzada.
La adolescencia también es la época de la independencia en rápido aumento del pensamiento y de la acción. El adolescente que antes aceptaba sin crítica la información, ahora empieza a dudar y a rebatir. El deseo de establecerse como una personalidad independiente a menudo induce al adolescente a expresar juicios que pueden parecer disparatados a los adultos y a preferir el grupo de amigos al familiar que llenaba su niñez.
Cada período de la vida requiere que se abandone algo. La adolescencia necesita prescindir de muchos privilegios de la niñez y desprenderse de la dependencia emocional y finalmente económica de la familia. En las últimas décadas, el período de dependencia económica del adolescente estudiante por ejemplo, se ha prolongado. Los años de estudio se han extendido. Uno de los problemas surge cuando los padres interpretan falsamente esta dependencia económica como dependencia emocional. Con mucha frecuencia en esta época caracterizada por la necesidad de la juventud de ganar independencia, los padres tratan de imponer mayor disciplina, agregando nuevas dificultades.
Y es importante conocer ésto porque es cierto que muchas personas nunca llegan a emanciparse emocionalmente. Permanecen dependientes de los lazos familiares, incapaces de asumir responsabilidades y defender sus ideas y, en general, mantienen una actitud mezquina hacia sus contemporáneos. Es característico de los adultos no emancipados presentar especial dificultad para hacer amigos y formar parte de un grupo...
En lo que atañe específicamente a la sexualidad en esta época de la vida, tenemos que deslindar aspectos comunes a los adolescentes de aquellos considerados problemas más bien de género, que se hacen ostensibles al llegar la pubertad.
Característicos de esta etapa son el interés naciente por el sexo opuesto, la inseguridad de tener éxito en el establecimiento de relaciones sociales adecuadas y, la aparición del deseo sexual. Al decir de SILBER el proceso de transformación en un joven rara vez es sencillo. La identidad sexual, el desarrollo de la función sexual y la adquisición de la capacidad para el contacto íntimo, definirían las tareas de la adolescencia en lo que atañe a la sexualidad. El comportamiento sexual se relaciona claramente con la forma en que se cumplan estas tareas. Algunas actividades, como las relaciones sexuales durante la adolescencia y la homosexualidad, han sido objeto de análisis minuciosos, y las opiniones están divididas en cuanto a considerarlas prácticas patológicas o alternativas. Otras formas de comportamiento, como la agresión sexual, son indudablemente patológicas. Varios problemas relacionados con la sexualidad durante la adolescencia, como la promiscuidad, el embarazo, la prostitución, el incesto y las enfermedades de transmisión sexual, han despertado la atención de los médicos y se están estudiando en todos los países, incluído el nuestro.
Como en todo lo relacionado con el ser humano, la sexualidad no tiene como punto de partida la adolescencia ni la aparición del deseo sexual. A la luz de lo que hoy se conoce, sabemos que la identidad sexual está definida al momento del nacimiento y que el comportamiento de los recién nacidos presenta diferencias sexuales específicas. Sin embargo, desde aquí hasta la aparición del impulso sexual, el infante de la especie humana pasará por un largo proceso que dará lugar muy importante a una serie de comportamientos aprendidos en lo que atañe al tema que nos ocupa. No es de extrañar entonces que para entender las manifestaciones sexuales del adolescente nos remontemos a su desarrollo infantil y, particularmente a su crianza.
Noshpitz afirma que "cuando se abandona la unidad inicial constituída por el individuo y su madre, y posteriormente la relación entre el individuo y la pareja edípica, se conserva cierto elemento de cada una". Los niños a través de su desarrollo van incorporando situaciones de su entorno. Al llegar a la adolescencia no es raro que se sientan divididos entre lealtades incompatibles, impulsos contradictorios y opciones desconcertantes. No siempre están listos para los cambios fisiológicos que se producen después de la pubertad. Es más, cuando un niño no tiene la suficiente capacidad integrativa para superar y asimilar estos cambios, todas las pulsiones psicológicas y sexuales, le parecen agresiones impuestas desde el exterior y fuera de su control.
A esta edad el grupo de compañeros ejerce una extraordinaria influencia en los hábitos del adolescente. Existe además en la actualidad un respaldo cultural generalizado para la iniciación de la actividad social héterosexual a edades más tempranas. Sin embargo, SILBER llama la atención acerca de que los primeros contactos sexuales pueden intensificar una serie de conflictos internos entre la auténtica necesidad de desarrollo del individuo y la función social que se espera de él.
La socialización a partir de la influencia del grupo de compañeros y sus hábitos incluye las primeras relaciones sexuales. La presión ejercida sobre el adolescente puede llevarlo a exigir relaciones a su pareja en forma agresiva y a veces brutal que transforma algo que debería ser una bella experiencia en una serie de situaciones conflictivas que, lejos de contribuir a un desarrollo psicosexual hacia la normalidad, lo transtornan.
La función del varón adolescente en la transmisión de enfermedades y producción de embarazos no ha recibido toda la atención que merece. Como en otros casos, también aquí su modelo de desarrollo puede ayudar a comprender la situación.
Es verdad que el comportamiento sexual de los varones adolescentes es resultado de la ansiedad general de sensaciones nuevas y el anhelo específico de experiencias sexuales que se produce a esta edad. Pero también lo es el hecho de la existencia de un grupo de varones adolescentes que crece con serias dudas respecto a su masculinidad y sufre la necesidad apremiante de "probarse a sí mismos". Noshpitz señala con mayor claridad "con frecuencia esto contribuye a poner en evidencia un débil sentido de la masculinidad que se tambalea constantemente al borde de la afeminación o el infantilismo; ellos necesitan esta manifestación patente y visible de su masculinidad para anular su debilidad interna oculta"... Los adolescentes pertenecientes a esta categoría se enorgullecen de dejar embarazada a una chica.Factores que influyen en el embarazo de adolescentes
Es aquí donde surgen las diferencias cualitativas que ocasionan visiones muy diferentes en niñas y niños en relación a la sexualidad y su ejercicio. Así, en nuestro país la niña es criada generalmente para ocupar un lugar de segundo orden dentro de la dinámica, doméstica primero y pública después. Se le educa "para agradar", "para colaborar", "para ser amable y hacerse querer". No desarrolla el mínimo nivel de asertividad necesario para desenvolverse con alguna autonomía. No conoce derechos, sólo deberes. No aprende a negarse a hacer lo que no desea. Esta imposibilidad a su vez, refuerza su inferioridad y baja autoestima.
La escuela acentúa en ella la jerarquización de sexos que se da al interior de la familia y refuerza su situación de desventaja. Se enfatiza, sólo para la niña, el cuidado especial que debe tener para mantener su integridad sexual. Se le enseña a escuchar más que a hablar, a ser modesta y a disimular sus capacidades si las tiene.
El ansia de saber y experimentar que es estimulada en los varones, está vedada a las niñas. Hay prácticas inhibitorias de modales, lenguajes y temas de conversación. También le despiertan ansiedad los cambios físicos para los cuales no está preparada : muchas niñas tratan de ocultar sus nacientes caracteres sexuales secundarios rechazando la femineidad.
La aparición de la menarquia es recibida en términos ambivalentes. De un lado se festeja que la niña "ya es mujer". Del otro, se le advierte la innúmera serie de restricciones a las que estará sujeta durante esos días, para los cuales se anuncian dolores de grado variable y prohibiciones míticas aún hoy vigentes. Al referirse a la menstruación como una enfermedad, se refuerza la idea de que la mujer es casi una inválida varios días del mes.
La niña desprotegida, desvalorizada, casi ignorante en materia sexual, sin capacidad asertiva para oponerse a hacer lo que no desea, moviéndose en un mundo cada vez más erotizado y ávida de afecto, suele dejarse llevar sin gran resistencia a tener sus primeras relaciones sexuales, generalmente sin calcular consecuencias y ausente del más elemental sentido de responsabilidad.
El embarazo puede ser un accidente, no obstante, substituye la búsqueda de posibles alternativas de desarrollo. Es común que el embarazo se produzca cuando la niña no ha visto satisfecha su necesidad de atención y protección. En sus fantasías, según Noshpitz, el bebé es alguien que les pertenece totalmente, que siempre las va a necesitar, que las va a querer y que nunca va a abandonarlas...
Una expresión más evidente de la misma patología puede observarse en la promiscuidad de un grupo de adolescentes debido a la cual es común que contraigan en forma recurrente enfermedades venéreas e inflamaciones pelvianas, tengan embarazos ectópicos y otros problemas físicos y mentales que provocan alteraciones.
Gianturco efectuó un estudio de adolescentes promiscuas y comprobó que su comportamiento sexual se relacionaba con graves desequilibrios en la relación madre-hija. Las madres eran mujeres infelices y frustradas, que no podían dar afecto a sus hijas. Todas las adolescentes carecían de autoestima y tenían verdadera ansia de afecto. Se entregaban fácilmente al primero que les hacía cariño o les ofrecía algún sustituto simbólico : ropa, regalos, droga, etc.
El aspecto clínico interesante de la serie de Gianturco es que una gran proporción de estas jóvenes son anorgásmicas y no les interesan las relaciones sexuales. Disfrutan de las caricias y del contacto físico y esperan una actitud casi maternal de sus amigos.
La promiscuidad se redujo hasta desaparecer en los casos en los cuales se logró una relación madre-hija positiva.
SILBER es categórico al afirmar que en nuestro tiempo la forma de expresión de la sexualidad adolescente crea un problema social evidente: las perspectivas no manifiestas de los pobres son las relaciones sexuales precoces, el embarazo y la perpetuación de la pobreza; en la clase media, las perspectivas de las actividades sexuales del adolescente, no están bien definidas.
Lo cierto es que la mayoría de padres en esta etapa, por razones varias que no es del caso analizar, parecen haber abdicado de sus funciones y que el único soporte emocional y afectivo que la mayoría de adolescentes encuentra, está representado por otros jóvenes como ellos, a menudo más perturbados y confusos. Esto ha traído como consecuencia que exista en nuestro tiempo una cantidad importante de adolescentes afectados de problemas sexuales de severidad variable.
Hacer frente a los embarazos, las enfermedades de transmisión sexual y la patología sexual de los adolescentes será muy difícil, a menos que :
· Las posibilidades de mejorar la calidad de vida de este grupo poblacional mejoren.
· Se retome la educación sexual dentro del marco de valores indispensable.
· Existan programas sociales efectivos destinados a los adolescentes.
· Se refuerze una organización familiar capaz de ofertar a sus niños y jóvenes respaldo y perspectivas.
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