¿Conocía usted?
· El estereotipo es una construcción compuesta por creencias, mitos y prejuicios. Señala los modos de comportamiento esperados de un sector de la sociedad. Estas creencias atrapan tanto a mujeres como a hombre. Por tanto se hace necesario profundizar en ellas para planear líneas de acción contra los estereotipos.
· Por ejemplo: Mujer que trabaja es igual a hijo abandonado. Con esta afirmación se crea sentimientos de culpa en la mujer. El movimiento que se da entre estar ausente y estar presente es parte de la condición humana. Separarse de los hijos no equivale a abandonarlos.
· El hogar es el paraíso de la mujer. Esta afirmación puede o no ser verdadera. Lo es para la mujer que elige como proyecto permanecer en su casa. Pero cuando las tareas domésticas son vividas como una imposición para la cual no hay salida posible, es muy difícil sentir la casa como si fuera un paraíso. En estos casos quizás sea todo lo contrario.
· Las mujeres son envidiosas, celosas, conflictivas. Este es un modo de depositar exclusivamente en la mujer sentimientos negativos. En realidad, tanto varones como mujeres experimentan toda clase de sentimientos, desde los más nobles hasta los menos apreciados socialmente. El amor, la ternura, la alegría, los celos y envidias, la hostilidad, y la paz, las maquinaciones y amabilidades, la dulzura y el rencor se manifiestan en mujeres y varones por igual. Pero, puesto que somos diferentes, cada quien expresa sus sentimientos a su propia medida y forma.
· El hombre debe sostener económicamente a la familia. Una formula basada en posiciones que nunca fueron ciertas. Desde siempre, la mujer ha intervenido en la economía doméstica de una u otra manera. Una afirmación que pretende incrementar el poder del esposo y del padre. Pero, al mismo tiempo, origina conflictos en el hombre cuando, por circunstancias especiales, está desocupado o recibe menos ingresos que su esposa.
· La ternura es un asunto solo de las mujeres. Más que una atribución de género, la ternura es un paradigma de convivencia que debe ser ganado en el terreno de lo amoroso, lo productivo, lo político, arrebatando, palmo a palmo, territorios en los que dominan desde hace siglos los valores de la venganza, el sometimiento y la conquista.
· El estereotipo es una construcción compuesta por creencias, mitos y prejuicios. Señala los modos de comportamiento esperados de un sector de la sociedad. Estas creencias atrapan tanto a mujeres como a hombre. Por tanto se hace necesario profundizar en ellas para planear líneas de acción contra los estereotipos.
· Por ejemplo: Mujer que trabaja es igual a hijo abandonado. Con esta afirmación se crea sentimientos de culpa en la mujer. El movimiento que se da entre estar ausente y estar presente es parte de la condición humana. Separarse de los hijos no equivale a abandonarlos.
· El hogar es el paraíso de la mujer. Esta afirmación puede o no ser verdadera. Lo es para la mujer que elige como proyecto permanecer en su casa. Pero cuando las tareas domésticas son vividas como una imposición para la cual no hay salida posible, es muy difícil sentir la casa como si fuera un paraíso. En estos casos quizás sea todo lo contrario.
· Las mujeres son envidiosas, celosas, conflictivas. Este es un modo de depositar exclusivamente en la mujer sentimientos negativos. En realidad, tanto varones como mujeres experimentan toda clase de sentimientos, desde los más nobles hasta los menos apreciados socialmente. El amor, la ternura, la alegría, los celos y envidias, la hostilidad, y la paz, las maquinaciones y amabilidades, la dulzura y el rencor se manifiestan en mujeres y varones por igual. Pero, puesto que somos diferentes, cada quien expresa sus sentimientos a su propia medida y forma.
· El hombre debe sostener económicamente a la familia. Una formula basada en posiciones que nunca fueron ciertas. Desde siempre, la mujer ha intervenido en la economía doméstica de una u otra manera. Una afirmación que pretende incrementar el poder del esposo y del padre. Pero, al mismo tiempo, origina conflictos en el hombre cuando, por circunstancias especiales, está desocupado o recibe menos ingresos que su esposa.
· La ternura es un asunto solo de las mujeres. Más que una atribución de género, la ternura es un paradigma de convivencia que debe ser ganado en el terreno de lo amoroso, lo productivo, lo político, arrebatando, palmo a palmo, territorios en los que dominan desde hace siglos los valores de la venganza, el sometimiento y la conquista.
2 comentarios:
También se han creado en la sociedad otros estereotipos falsos que están relacionados directamente con la etapa de la adolescencia, por ejemplo:
-La adolescencia es un período de grandes traumas y problemas: sabemos que a pesar de que algunos adolescentes sufren mucho en esta etapa, la mayoría vive la adolescencia como una etapa más de la vida, sin grandes traumas. Los problemas que pueden vivir los adolescentes se relacionan a la búsqueda de la identidad, el duelo por los cambios biológocos, el duelo por la "separación" progresiva con los padres, el duelo por la pérdida del "estatus" de niño.
Creo que para lograr una convivencia lo más pacífica posible, es necesario erradicar todos los esteriotipos y prejuicios, ya que éstos sólo logran que seamos seres discriminadores y cerrados. Muchas veces utilizamos el término "normal" para calificar a las personas, pero ¿ podemos hablar de "normalidad" cuando sabemos que somos todos únicos? Celebremos las diferencias ya que es lo que nos caracteríza como especie, no ser seres determinados y tener la capacidad de crear cosas nuevas y buenas.
Muchas gracias por tu aporte, me pareció muy interesante. Tienes razón todos somos seres únicos e irrepetibles. Lo diverso no es malo en sí mismo. Sí, es cierto que para los Docentes nos genera desafíos, porque dentro del ejercicio del rol docente debemos dar respuesta a la diversidad y enseñar en y para la diversidad.
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