¿Como escribe el niño disgráfico?
La disgrafía es la dificultad para coordinar los músculos de la mano y del brazo -en niños intelectualmente normales y sin deficiencias neurológicas severas-, a los efectos de poder dominar y dirigir el lápiz para escribir de manera legible y ordenada.
Esos niños escriben página tras página con el sólo objeto de demostrar que están trabajando en clase ya que no se entiende lo que escriben o muy poco se comprende. En la mayoría de los casos la escritura disgráfica es tan sólo parcialmente legible. La letra del estudiante disgráfico puede ser muy pequeña o también muy grande. En todos los casos los trazos están deficientemente formados, quebrados y torpes. El disgráfico no puede seguir la línea del renglón ni respetar los tamaños relativos de las letras. Como en el caso de los otros disléxicos, no pueden escribir a velocidad normal por lo que ante la detección de estas dificultades no se debe presionar a los niños afectados exigiéndoles mayor prisa debido a que los esfuerzos que ya está realizando son enormes. Es rasgo característico la rigidez de la mano y de la postura, presionando exageradamente el lápiz. El problema reside en que no pueden poner por escrito sus pensamientos ni recordar las direcciones correctas de su brazo al escribir. Muchos realizan la escritura en sentido inverso, vale decir en nuestra lengua, de derecha a izquierda. El docente debe tener en cuenta que no se trata de alumnos desprolijos sino que, realmente, no pueden escribir correctamente. Esta deficiencia necesita por supuesto de una terapia correctiva especializada a ser aplicada lo antes posible. Tales niños sufren al resultarles imposible presentar un trabajo impecable en clase.
La disgrafía es la dificultad para coordinar los músculos de la mano y del brazo -en niños intelectualmente normales y sin deficiencias neurológicas severas-, a los efectos de poder dominar y dirigir el lápiz para escribir de manera legible y ordenada.
Esos niños escriben página tras página con el sólo objeto de demostrar que están trabajando en clase ya que no se entiende lo que escriben o muy poco se comprende. En la mayoría de los casos la escritura disgráfica es tan sólo parcialmente legible. La letra del estudiante disgráfico puede ser muy pequeña o también muy grande. En todos los casos los trazos están deficientemente formados, quebrados y torpes. El disgráfico no puede seguir la línea del renglón ni respetar los tamaños relativos de las letras. Como en el caso de los otros disléxicos, no pueden escribir a velocidad normal por lo que ante la detección de estas dificultades no se debe presionar a los niños afectados exigiéndoles mayor prisa debido a que los esfuerzos que ya está realizando son enormes. Es rasgo característico la rigidez de la mano y de la postura, presionando exageradamente el lápiz. El problema reside en que no pueden poner por escrito sus pensamientos ni recordar las direcciones correctas de su brazo al escribir. Muchos realizan la escritura en sentido inverso, vale decir en nuestra lengua, de derecha a izquierda. El docente debe tener en cuenta que no se trata de alumnos desprolijos sino que, realmente, no pueden escribir correctamente. Esta deficiencia necesita por supuesto de una terapia correctiva especializada a ser aplicada lo antes posible. Tales niños sufren al resultarles imposible presentar un trabajo impecable en clase.
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