El cambio mental es una de las experiencias humanas menos estudiadas y hasta menos comprendidas. No obstante la importancia que tienen para la educación, los cambios significativos y concientes en la mentalidad de las personas, esta es un área en que domina una gran oscuridad. Para Gardner, una de las claves del cambio mental es la modificación de las representaciones en una persona, es decir, el cambio efectivo en la forma concreta en que percibe, codifica, retiene y recupera información (2004: 19). En una palabra, el cambio mental está íntimamente vinculado con el cambio de la conducta.
En su libro Mentes Flexibles, presenta siete palancas o factores responsables de promover o impedir el cambio mental. Estos factores, que pueden actuar juntos o por separado, en sentido positivo o negativo, para provocar o frustrar el cambio, son los siguientes:
1. Razón: El uso de la razón tiene un papel muy destacado en la formación de creencias, en particular entre personas cultas y educadas. Enfocar algo de manera racional supone identificar los factores pertinentes, apreciarlos en relación unos con otros, y alcanzar una conclusión coherente. La razón puede acudir a numerosos recursos, como el uso de la lógica, el empleo de analogías o la creación de taxonomías.
2. Investigación: El uso de la razón requiere de la recopilación de datos pertinentes. Las personas que tiene formación científica pueden proceder en forma ordenada y sistemática; pero en un sentido amplio la investigación sólo necesita dedicación y la identificación de unos casos significativos.
3. Resonancia: La razón y la investigación se refieren a los aspectos cognitivos de la mente, en tanto que la resonancia apunta a un componente afectivo. Puede ser una opinión, una idea o una perspectiva, lo fundamental es que resuenen en una persona como elementos que tienen sentido desde su posición, y lo empujen a mantener procesos de búsqueda.
4. Redescripciones Representacionales: Un cambio mental es posible, y se transforma en algo convincente, en la medida en que una persona lo puede representar de varias maneras diferentes; en particular si estas formas se apoyan mutuamente.
5. Recursos y Recompensas: La posibilidades de promover un cambio mental se encuentra al alcance de cualquier persona que tenga una mentalidad abierta. Sin embargo, el hecho de que se produzca un cambio mental a veces depende de la posibilidad de contar con determinados recursos. Desde una perspectiva psicológica, la provisión de recursos es un ejemplo de refuerzo positivo.
6. Sucesos del Mundo Real: Muchas veces determinados sucesos de la vida real que afectan a muchas personas, pueden ser estímulo o punto de partida para un cambio mental. Podemos citar guerras, huracanes, ataques terroristas, depresiones económicas, o bien, en un sentido más positivo, épocas de prosperidad, la aparición de tratamientos médicos o el ascenso al poder de un líder que abre nuevas perspectivas de desarrollo.
7. Resistencia: Los factores anteriores pueden en algún grado contribuir al cambio mental, sin embargo, existen también poderosos factores que se oponen al cambio, y que pueden llegar a representar obstáculos insalvables. Paradojalmente, si bien es fácil y natural que la mentalidad de una persona cambie continuamente durante los primeros años de vida, este proceso de cambio se hace progresivamente más difícil conforme avanza el tiempo.
Existen grandes probabilidades de producir cambios mentales significativos, especialmente cuando se dan los primeros seis factores en armonía, y las resistencias son relativamente débiles. A la inversa, cuando las resistencias son fuertes y los otros factores no empujan en la misma dirección, es improbable que el cambio mental se materialice.
El cambio mental es una tarea cada vez más urgente. Sin embargo, desgraciadamente, la educación es con frecuencia una preparación para el mundo del pasado, en lugar de ser una preparación para los posibles mundos del futuro. La educación es una empresa compleja y difícil, y no siempre se realiza a la altura de las necesidades actuales. Gardner afirma que las prácticas educativas actuales no funcionan debidamente, dado que no logran adaptarse a las condiciones de un mundo que se transforma en forma sustancial: “Intrínseca e inevitablemente, la educación es una cuestión de valores y objetivos humanos” (2005: 14).
En su libro Mentes Flexibles, presenta siete palancas o factores responsables de promover o impedir el cambio mental. Estos factores, que pueden actuar juntos o por separado, en sentido positivo o negativo, para provocar o frustrar el cambio, son los siguientes:
1. Razón: El uso de la razón tiene un papel muy destacado en la formación de creencias, en particular entre personas cultas y educadas. Enfocar algo de manera racional supone identificar los factores pertinentes, apreciarlos en relación unos con otros, y alcanzar una conclusión coherente. La razón puede acudir a numerosos recursos, como el uso de la lógica, el empleo de analogías o la creación de taxonomías.
2. Investigación: El uso de la razón requiere de la recopilación de datos pertinentes. Las personas que tiene formación científica pueden proceder en forma ordenada y sistemática; pero en un sentido amplio la investigación sólo necesita dedicación y la identificación de unos casos significativos.
3. Resonancia: La razón y la investigación se refieren a los aspectos cognitivos de la mente, en tanto que la resonancia apunta a un componente afectivo. Puede ser una opinión, una idea o una perspectiva, lo fundamental es que resuenen en una persona como elementos que tienen sentido desde su posición, y lo empujen a mantener procesos de búsqueda.
4. Redescripciones Representacionales: Un cambio mental es posible, y se transforma en algo convincente, en la medida en que una persona lo puede representar de varias maneras diferentes; en particular si estas formas se apoyan mutuamente.
5. Recursos y Recompensas: La posibilidades de promover un cambio mental se encuentra al alcance de cualquier persona que tenga una mentalidad abierta. Sin embargo, el hecho de que se produzca un cambio mental a veces depende de la posibilidad de contar con determinados recursos. Desde una perspectiva psicológica, la provisión de recursos es un ejemplo de refuerzo positivo.
6. Sucesos del Mundo Real: Muchas veces determinados sucesos de la vida real que afectan a muchas personas, pueden ser estímulo o punto de partida para un cambio mental. Podemos citar guerras, huracanes, ataques terroristas, depresiones económicas, o bien, en un sentido más positivo, épocas de prosperidad, la aparición de tratamientos médicos o el ascenso al poder de un líder que abre nuevas perspectivas de desarrollo.
7. Resistencia: Los factores anteriores pueden en algún grado contribuir al cambio mental, sin embargo, existen también poderosos factores que se oponen al cambio, y que pueden llegar a representar obstáculos insalvables. Paradojalmente, si bien es fácil y natural que la mentalidad de una persona cambie continuamente durante los primeros años de vida, este proceso de cambio se hace progresivamente más difícil conforme avanza el tiempo.
Existen grandes probabilidades de producir cambios mentales significativos, especialmente cuando se dan los primeros seis factores en armonía, y las resistencias son relativamente débiles. A la inversa, cuando las resistencias son fuertes y los otros factores no empujan en la misma dirección, es improbable que el cambio mental se materialice.
El cambio mental es una tarea cada vez más urgente. Sin embargo, desgraciadamente, la educación es con frecuencia una preparación para el mundo del pasado, en lugar de ser una preparación para los posibles mundos del futuro. La educación es una empresa compleja y difícil, y no siempre se realiza a la altura de las necesidades actuales. Gardner afirma que las prácticas educativas actuales no funcionan debidamente, dado que no logran adaptarse a las condiciones de un mundo que se transforma en forma sustancial: “Intrínseca e inevitablemente, la educación es una cuestión de valores y objetivos humanos” (2005: 14).
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