sábado, 31 de enero de 2009

La Mente Creativa


Gardner postula que inteligencia y creatividad no pueden comprenderse como fenómenos separados. Rompe así una dicotomía de larga presencia entre los especialistas de los fenómenos cognitivos. El primer paso consiste en reemplazar la pregunta convencional: ¿Qué es la creatividad?, por otra distinta que definitivamente cambia la dirección de la búsqueda: ¿Dónde está la creatividad? La primera todavía permite una respuesta más abstracta, sin contexto, en tanto que la segunda impone la obligación de una mirada más amplia, abarcadora y comprensiva. En el curso de este movimiento surge la siguiente propuesta: “Individuo creativo es la persona que resuelve problemas con regularidad, elabora productos o define cuestiones nuevas en un campo de un modo que al principio es considerado original, pero que al final llega a ser aceptado en un contexto cultural concreto” (1995 a: 53).
Gardner caracteriza la creatividad y la persona creativa del siguiente modo:

− La creatividad siempre implica una fuerte novedad inicial, que finalmente es aceptada en un ambiente determinado.


− La creatividad se define por la elaboración de nuevos productos o el planteamiento de nuevas preguntas o problemas.

− La creatividad es reconocida como tal sólo cuando finalmente es aceptada en una cultura concreta.


− Una persona suele ser creativa en un campo, y raramente llega ser creativa en muchos campos distintos.


− Una persona puede ser calificada de creativa, sólo cuando exhibe su capacidad creadora en forma consistente (1995 a).

Si la inteligencia es plural, lo es también la creatividad.
En su libro Mentes Creativas, Gardner formula un razonamiento apoyado en dos ejes que interactúan a lo largo de todas sus páginas. Por una parte la ya mencionada Teoría de las Inteligencias Múltiples, y por otra una aproximación conceptual a la creatividad que denomina Perspectiva Interactiva. En este segundo eje se reconocen tres niveles de análisis, que no pueden ser descuidados en una consideración de la creatividad: la persona con su propio perfil de capacidades y valores; el campo o disciplina en que trabaja con sus sistemas simbólicos característicos; y el ámbito circundante, con sus expertos, mentores, rivales y discípulos, que emite juicios sobre la validez y calidad tanto del propio individuo como de sus productos. Conforme a esta perspectiva, la creatividad no puede ser correctamente comprendida o interpretada situándose en forma exclusiva en alguno de estos niveles. Debe entenderse en todo momento como un proceso que resulta de una interacción, frecuentemente asincrónica, en la que participan los tres elementos: la persona, el campo y el ámbito.
Podemos preguntar porqué el libro se llama Mentes Creativas, dado que precisamente se intenta demostrar que la inteligencia y la creatividad no se alojan en la mente de forma exclusiva. La mayor parte de los libros de Gardner se titulan utilizando la palabra mente; pero en todos ellos se habla de personas, interacciones, sociedades y culturas. Una de las claves, entonces, para comprender su pensamiento, es reconocer la noción de mente como una metáfora amplia, a partir de la cual el autor intenta arrojar luz sobre la experiencia humana en su conjunto.
Así, no importa cuanta capacidad tenga una persona, no es posible decidir sobre el grado de su creatividad, sino se examina la manera como se apropia de un campo, transformándolo o incluso creando uno nuevo; y no se conocen las relaciones con su ámbito, sus tensiones y conflictos. Gardner concluye: “De este modo, la creatividad no reside en la cabeza (o mano) del artista, ni en el campo de prácticas, ni en el grupo de jueces: más bien ese fenómeno de la creatividad puede ser entendido sólo, o en cualquier caso más plenamente, como una variable de las interacciones entre estos tres nodos” (1995 a: 57).
El reconocimiento de una estructura interdisciplinaria para emprender estudios sobre la creatividad, se hace evidente en este enfoque.
Pero hay más, la estimulación y desarrollo de la creatividad tiene otros requerimientos. Dentro de las ciencias cognitivas, un ámbito de estudio centrado particularmente en la mente, ha existido una fuerte inclinación a presuponer que todas las personas tienen los mismos procesos mentales básicos. Por ejemplo, personajes como Leonardo da Vinci, Marie Curie o John Lennon, presumiblemente utilizaron a lo largo de sus vidas los mismos procesos de memoria, aprendizaje y comportamiento. Cualquier diferencia con ellos o entre ellos, se refiere a distinciones de grado, pero en ningún caso de clase.
Además, de acuerdo a Gardner, tampoco existe una línea divisoria absoluta que separe lo ordinario de lo extraordinario: todos somos seres humanos y podemos ser comprendidos y explicados con ayuda de las ciencias humanas. Gardner se pregunta: ¿Qué lecciones podemos aprender del estudio de personas notables? ¿Qué factores pueden promover un grado de creatividad o excelencia en nuestro mundo
contemporáneo? ¿Cómo podríamos aumentar la posibilidad de que la excelencia humana pudiera ser modificada para el bien común?
A partir de sus estudios, Gardner sugiere las siguientes líneas orientadoras:

− Las personas extraordinarias sobresalen en la medida en que reflexionan, a menudo explícitamente, sobre los acontecimientos de su propia vida, ya sean grandes o pequeños.


− Las personas extraordinarias se distinguen menos por sus impresionantes poderes, que por su capacidad para identificar sus cualidades y desarrollarlas a continuación.


− Las personas extraordinarias a menudo fracasan y, en ocasiones, de forma espectacular. Sin embargo, en lugar de darse por vencidas, aceptan el desafío de aprender de estos errores y convertir las derrotas en oportunidades (1999: 26).

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