miércoles, 25 de febrero de 2009

COMPONENTES DEL COEFICIENTE EMOCIONAL Y LIDERAZGO

Componentes del coeficiente emocional y liderazgo

Estudios realizados por Peter Salovey y John Mayer en 1990 permitieron identificar los componentes del coeficiente emocional:

autoconciencia,
autocontrol,
persistencia,
empatía y
dominio de las relaciones.

Los tres primeros indicadores, se refieren a la gestión de uno mismo y se relacionan con la motivación al logro; las dos últimas son competencias relativas a la afiliación y el poder social, siendo las más difíciles de desarrollar.
El principal activo a cuidar y acrecentar es la confianza recíproca en las relaciones interpersonales, base sin la cual es imposible edificar cualquier sistema de gestión sólido en una organización. La cuestión de la confiabilidad en una relación de liderazgo es clave porque de su nivel de calidad, dependerá el nivel de calidad de los resultados posteriores.
El liderazgo es una habilidad que se desarrolla en la medida en que el individuo cultiva la autoconfianza, el autocontrol y la perseverancia. Liderar implica empatía y capacidad de ilusionar a otros. Es la gestión tanto de talento propio como el ajeno, resultante de la gestión emocional.En la medida en que el individuo conoce mejor su propia dimensión emocional, tiene un mejor control de su vida. De igual manera comprende mejor a los otros y finalmente logra optimizar su inteligencia racional. La inteligencia emocional se puede desarrollar y ésta contribuye a cultivar dos aspectos básicos del liderazgo: visión positiva y conformar un equipo de trabajo comprometido con el logro.

El manejo inteligente de las emociones es lo que le va a facilitar la creatividad, motivación y seguridad. Un líder exitoso puede dirigir a los demás, mediante la Habilidad social y la Comprensión de otros, el Autoconocimiento y la capacidad de Gerenciarse a sí mismo.
Los líderes más efectivos se parecen en un punto crucial: todos tiene un alto grado de 'inteligencia emocional'. Poseen:
Autoconciencia o conciencia de uno mismo: Permite tener un profundo entendimiento de las propias emociones, fortalezas, debilidades, necesidades e impulsos y reconocer su impacto.
Los líderes concientes de sí mismos conocen sus objetivos y hacia dónde se dirigen y por qué. Son capaces de reconocer sus fortalezas y debilidades, no son demasiado críticos ni tampoco tienen esperanzas irreales. Son honestos consigo mismos y con los demás. Reconocen cómo sus sentimientos los afectan a sí mismos, a otras personas y al desempeño en el trabajo. La autoconciencia se extiende al entendimiento que cada persona tiene de sus valores y metas. Poseen habilidad para evaluarse a sí mismos en forma realista, usar el “instinto” para tomar decisiones, tienen confianza en su capacidad y sus propios valores. Utilizan las “sensaciones viscerales” como guía para la toma de decisiones. Son capaces de hablar en forma abierta y precisa, acerca de sus emociones y del impacto que éstas tienen en su trabajo.
Un factor clave en el desarrollo de la autoconciencia es la predisposición a la reflexión y a la meditación o sea la manera como nos relacionamos con nosotros mismos. La intuición es un derivado valioso de este dominio, permite al líder decidir no sólo basándose en el conocimiento técnico sino también atendiendo a su sabiduría y experiencia.
Analizar los efectos positivos y negativos de su accionar, hacerse responsable de verificar la coherencia entre lo que dice y lo que hace, escuchar la opinión de sus colaboradores y estar dispuesto a responder a las preguntas para las que aún no tiene respuesta, son algunos ejemplos de una toma de conciencia superior.
Autorregulación: como su nombre lo indica, esta habilidad nos permite controlar nuestros impulsos y emociones. Ser transparente, honesto, íntegro y confiable. Responsable. Ser flexible y tener capacidad de adaptación. Sentir el impulso de mejorar los estándares personales de excelencia. Tener iniciativa, estar dispuesto a actuar y aprovechar las oportunidades. Ser optimista.
La autorregulación hace que pensemos antes de actuar, determinando los factores que inciden en el éxito o fracaso en determinada situación.
Los impulsos biológicos de la autorregulación manejan nuestras emociones. No los podemos dejar de lado, pero sí podemos hacer mucho para manejarlos. Quienes tienen autocontrol también pueden sentirse malhumorados, pero encuentran la manera de controlar los impulsos y canalizarlos en forma útil.

¿Por qué es tan importante la autorregulación para los líderes? En primer lugar, las personas que están en control de sus sentimientos e impulsos, son razonables y capaces de crear un ambiente de confianza y equidad. En este tipo de ambientes, el tráfico de influencias y las peleas internas se reducen drásticamente y la productividad aumenta. Las personas con talento se congregan en la organización y no están tentadas a dejarla. La autorregulación tiene un efecto multiplicador hacia abajo. Nadie quiere ser reconocido como alguien exaltado y de mal genio cuando el jefe es conocido por su serenidad.

Segundo, la autorregulación es muy importante por razones competitivas. Todos sabemos que en la actualidad los negocios están sometidos a la ambigüedad y al cambio. Las empresas se fusionan y se separan regularmente. La tecnología transforma el trabajo a un ritmo vertiginoso. Quienes logran dominar sus emociones pueden manejar los cambios. Cuando se anuncia un nuevo programa de cambio no entran en pánico. Por el contrario, son capaces de suspender los juicios y empezar a buscar información y escuchar a los ejecutivos que explican el nuevo programa. A medida que las iniciativas avanzan, son capaces de moverse junto con ellas.
Un líder con esta habilidad les dará más confianza a sus colaboradores y resolverá mejor los conflictos desarrollando la capacidad de mediación.
Es posible desarrollar la capacidad para generar nuestros propios estados positivos en el plano emocional. Esto no significa que un líder pueda estar a salvo de las vicisitudes de la vida, pero la intensidad y el espacio que ocupan estas vicisitudes de su vida privada por ejemplo, no lograrán obstaculizar mayormente su capacidad de acción. La capacidad de dar una respuesta de servicio a los colaboradores es un derivado de este dominio.
Emociones negativas como la rabia, la frustración o la ansiedad extremas, son la manera que tiene el cerebro de obligarnos a prestar atención a los peligros percibidos. La autogestión es la capacidad del líder para desplazar y controlar las emociones destructivas y lograr el tipo de entusiasmo optimista que contagia, da energía y confianza.
Motivación: permite trabajar y sentir satisfacción ante una meta finalizada, y no sólo buscar recompensas en dinero o status.
Quienes tienen potencial para ser líderes se motivan por un deseo profundamente enraizado de tener logros, por el hecho mismo de alcanzarlos. Pasión por el trabajo mismo: estas personas buscan desafíos creativos, les encanta aprender y se enorgullecen del trabajo bien hecho. También despliegan una incansable energía para hacer mejor las cosas.

Motivación y emoción tienen el mismo origen etimológico: mover a…

El Ciclo de la Motivación está constituido por:
- Autoconfianza
- Optimismo
- Entusiasmo
- Perseverancia
- Resistencia (“aguante”)

Las emociones son la clave de la motivación y ser sensible a ellas es una tarea esencial del líder. Una parte fundamental del liderazgo es potenciar sentimientos positivos en los equipos de trabajo (crear resonancia).
Empatía o conciencia social: esta habilidad hace que un líder considere los sentimientos de los otros. Sabe cómo decir las cosas y cómo actuar al percibir y entender el punto de vista de cada uno de los miembros de determinado grupo de trabajo, … y descubrir qué deseos pueden ser satisfechos de la mejor forma.
De todas las dimensiones de la inteligencia emocional, la empatía es la más fácil de reconocer. Para un líder empatía significa considerar los sentimientos de los otros implicados, junto con otros factores, en el proceso de tomar decisiones inteligentes.

Empatía más habilidades sociales es igual a Inteligencia Interpersonal (Gardner): soy consciente de las emociones del otro, entiendo sus motivos, puedo responder adecuadamente.
La aptitud para comprender y armonizar con el estado emocional de las demás personas en un juego recíproco de influencia, es clave para generar una dinámica que aliente la armonía y la resonancia en el liderazgo.
La resonancia es una verdadera oleada de emoción que recorre todo el grupo. Sin capacidad para reconocer las emociones, es imposible obtener lo mejor de las personas y hacer que las organizaciones prosperen.
Habilidades sociales: junto con la empatía, este componente hace referencia a la capacidad de las personas para manejar las relaciones con los demás y conducirlos hacia la dirección deseada, ya sea, buscando un acuerdo o entusiasmar frente a un producto o servicio.
Como componente de la inteligencia emocional, las habilidades sociales no son tan sencillas como parecen. Las personas con habilidades sociales tienden a tener un amplio círculo de conocidos. Despiertan simpatía y se muestran empáticos. Trabajan conforme a la suposición de que nada importante se puede hacer solo. Guían y motivan con una visión clara, precisa y convincentes que resultan altamente motivadoras. Su gran motivación contribuye también a sus habilidades sociales. Manejan un amplio espectro de tácticas de persuasión para ejercer influencia en los demás Estas personas están orientadas al logro y tienden a ser optimistas, a pesar de los fracasos y retrocesos. Cuando las personas se sienten muy bien, su "brillo" se ve reflejado en las conversaciones y encuentros sociales. Son populares, y con razón.
Las personas con habilidades sociales dominan el manejo de equipos de trabajo: ésta es la empatía en pleno funcionamiento.
Trabajo en equipo y colaboración: cooperación y creación de equipos
Gestión de las relaciones: la gestión de las relaciones incluye las herramientas públicamente notables del liderazgo, como el manejo de conflictos, la persuasión y la colaboración. El arte de gestionar las relaciones se asienta en la autenticidad, es decir la acción vinculada directamente con los sentimientos verdaderos.
Primero se debe superar el estado de conciencia impotente de la víctima (la dependencia) para alcanzar la certeza de tenerse a sí mismo (la independencia). Luego, entonces sí podemos entregarnos a los demás (la interdependencia), conduciendo nuestro equipo al éxito. Entablar relaciones de cooperación profunda con los demás es lo que expresa el mayor o menor grado de madurez de un líder.
El espacio social siempre es un sistema interdependiente en el cual nos veremos directa o indirectamente afectados por lo que sucede en él.

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